miércoles, 15 de julio de 2009


La vida me consedio un deseo sin haberlo pedido: tener una hermana.
Hemos compartido tanto durante estos años, que el lazo que nos une es invalorable y durará para siempre.
Juntas ibamos a la escuela, juntas esperábamos la magia de la Navidad, juntas tolerábamos el aburrimiento de las siestas, juntas imaginábamos el mañana.
Juntas vivimos lo bueno y lo malo, las tardes en el parque de diversiones, y la fiebre de las enfermedades infantiles, la risa incontenible de vernos caer con los primeros patines y la emoción de los primeros amores..
La vida era más facil porque la aprendíamos juntas.
Por todo ese mundo compartido, una hermana es nuestra amiga, pero también es parte de una misma, como nadie podría serlo jamás.
Una hermana conoce las debilidades de nuestro corazón y nos alienta a superarlas. Solo con una hermana podemos ser siempre un poco niñas.
Contigo hoy puedo reir, puedo llorar, puedo contarte todo o sólo quedar callada.
Contigo, como ninguna otra amiga, soy yo misma, sin disfraces.
Aquellas terribles peleas.. Nos deciamos cosas muy duras, y, apenas momentos después, las dos nos reíamos sin recordar siquiera por qué habíamos comenzado a pelear. Entre todas las relaciones de afecto que podemos cultivar en la vida, el cariño que nos une a una hermana es único, indestructible y no sabe jamás de distancias ni de silencios.
Para una hermana jamás seremos inoportunas... ella estará dispuesta a ayudarnos, sin que le importen la hora o el día. Una hermana nos escucha, nos consuela, nos tiende su mano sin preguntas.
Cuando l
a vida parece mas dificil saber que cuento con tu apoyo incondicional, hace mucho mas liviana mi carga; puedo expresar mis miedos porque entiendes exactamente de donde vienen y sabes cómo disiparlos.
La gente que nos conoce nos encuentra parecidas. Cómo no serlo si reconocemos la una en la otra la mirada familiar, las aptitudes especiales, los secretos compartidos. Tu y yo, juntas, somos el ayer de la familia y seremos su futuro.
Gracias por escucharme sin juzgar,
por darme consejos sin presionarme.
Gracias por ayudarme a tener confianza en mí,
y por
hacerme saber, sin palabras,
que estarás siempre a mi lado.